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el cual también se encuentra por ahí. La verdad, no puedo decir que comprenda cuál es el
significado de todo esto.
Weleand menó la cabeza.
 Rivales, muy probablemente  dijo , y sin duda el que utiliza mi nombre no anda
metido en nada bueno. Tenme enterado de en qué acaba resultado todo esto, ¿quieres?
Tengo una buena reputación y no deseo verla manchada.
 Eso haré. Buena suerte con la sarna.
 Gracias.
El cristal volvió a nublarse y Rawk permaneció sentado e inmóvil, los ojos clavados en
sus profundidades, intentando poner orden en sus pensamientos. Finalmente, se puso en
pie y volvió a la cama.
Soñando en días pasados y haciéndose preguntas sobre el brillante mundo que había
más allá, Semirama contemplaba la tierra cambiante. Ya casi había llegado el momento
de que otra ola la barriera, una inmensamente destructora. Sonrió. Las cosas estaban
funcionando según el plan. Una vez que todo quedara resuelto aquí, podría marcharse
para gozar de su actual encarnación por el mundo. Se preguntó qué clase de vestidos
estarían ahora de moda.
Y bajo ella vio dos siluetas montadas a caballo que emergían de la zona oscurecida,
avanzando entre chapoteos por las quietas aguas del traicionero estanque.
¿Por qué seguían viniendo?, se preguntó. Aquí nada había cambiado, con lo que
debían ser conscientes de que todos sus predecesores habían fracasado. Avaricia y
estupidez, decidió. Indudablemente, todos los sentimientos nobles se habían desvanecido
con su propia época. Con todo...
¡Ya!
El caballo se quedó atascado cerca de la orilla. Otros dos buscadores de fortuna
hambrientos de poder iban a enriquecer el mundo con su ausencia.
Semirama se inclinó distraídamente hacia adelante y pasó la mano por el lado de la
ventana, pronunciando el hechizo de activación y dirigiendo su foco hacia la pareja
montada en el caballo.
La escena saltó hacia adelante y el rostro de Semirama pasó por una rápida serie de
cambios. Tocó nuevamente la ventana, pronunciando unas cuantas palabras más para
afinar el hechizo.
La muchacha, de raza élfica, no tenía nada que se saliera de lo corriente. Era del tipo
rubio y delgado como un sauce, de Marint o Mirat. Pero el hombre...
 ¡Selar!  jadeó, su mano saltando hacia su garganta, los ojos muy abiertos .
Selar...
La chica había desmontado. El hombre la estaba siguiendo.
 ¡No!
Semirama se había puesto en pie. Sus puños estaban ahora a sus costados,
fuertemente apretados. En aquel momento las dos figuras se encontraban en el agua y
empezaban a debatirse. Y... había algo más...
¡La ola de cambio! ¡Estaba empezando!
Se dio la vuelta y corrió hacia la Cámara del Pozo, con las frases en la cantarina lengua
de los Ancianos alzándose ya hasta sus labios. Cuando entró en la pestilente habitación
vio al demonio que Baran había reprendido antes, acechando en un rincón,
mordisqueando un hueso.
Le lanzó unas breves y secas palabras en mabrahoring y el demonio se encogió.
Semirama llegó al borde del pozo y emitió tres vibrantes notas musicales. Tras unos
cuantos segundos las repitió. Una forma oscura y carente de contornos definidos quebró
la sombría superficie del líquido y se retorció lentamente. Luego emitió una solitaria nota
musical. Semirama respondió con una complicada aria a la cual recibió una réplica muy
breve.
Después de eso suspiró y sonrió. Intercambiaron unas cuantas notas más. Un
tentáculo se alzó junto a ella y Semirama lo abrazó. Lo sostuvo durante largo tiempo, sin
moverse, y gradualmente su carne fue cobrando un débil resplandor luminoso.
Cuando soltó por fin el tentáculo emitiendo una nota de adiós y se dio la vuelta, parecía
haber crecido y, de alguna forma extraña e indefinible, daba la impresión de ser más
fuerte y feroz. Cuando se acercó al demonio del rincón sus ojos destellaron. La criatura
dejó caer su hueso al suelo y se agazapó cuando Semirama la señaló con el dedo, sus
ojos de dos colores distintos desorbitados y volviéndose velozmente en todas direcciones.
 Por ahí  dijo ella, señalando hacia la galería que había dejado recientemente  .
Quédate junto a mí.
El demonio se movió para obedecerla pero cuando hubieron cruzado el umbral se
lanzó a una algo torpe carrera. Semirama alzó nuevamente su dedo y esta vez una línea
de algo parecido al fuego brotó de él y envolvió a la criatura. Al suceder esto, la extraña
aura que cubría a Semirama disminuyó ligeramente.
El demonio se había quedado quieto y ahora empezaba a gemir. Semirama dobló el
dedo y las llamas se desvanecieron.
 Ahora debes hacer lo que te ordeno  dijo, acercándose a él . ¿Entiendes?
El demonio se prosternó ante ella, le cogió con gran delicadeza el tobillo derecho y
colocó el pie de Semirama encima de su cabeza.
 Muy bien  observó ella . Habría que dejar bien definidas las relaciones desde el
principio en todos los casos.  Puso el pie nuevamente en el suelo . Levanta. Quiero
que me acompañes hasta la ventana. Hay algo que debes ver.
Volvió a su antiguo puesto de observación y miró hacia abajo. La chica se debatía
ahora junto a la orilla y el hombre seguía en el agua, junto al caballo, sumergido hasta los
hombros. La muchacha se había hundido hasta un nivel situado aproximadamente por
encima de su cintura.
 ¿Ves a ese hombre del pañuelo verde, el que está junto al caballo?  preguntó.
Cuando el demonio gruñó afirmativamente, Semirama dijo : Quiero tenerle aquí.
Alargó la mano y la posó sobre la cabeza de la criatura.
 Te impongo la carga de que no conozcas el reposo hasta que hayas ido a buscarle y
me lo hayas traído, vivo y sin haber sufrido daño alguno.
El demonio retrocedió.
 Pero... yo... me... hundiré... también  medio rugió, medio habló, empezando a [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]

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